!Que díficil es educar!

Sunday, June 10, 2007

Rol de las emociones en el maltrato entre iguales

JESUS CORRAL
En general tanto los agresores como las víctimas muestran problemas de control emocional y fallan en reconocer los sentimientos y emociones inducidos por las situaciones de maltrato. En cuanto a los agresores es preciso distinguir entre agresores reactivos y proactivos, cada uno de ellos hace una atribución causal de las situaciones de maltrato y las emociones que sienten son diferentes. Los chicos/as agresores reactivos presntan una forma de atribución que les hace percibir como hostiles situaciones ambiguas. Los chicos/as agresores proactivos tienen un patrón de personalidad agresivo y dominante y muestran actitudes positivas hacia la violencia (Björkqvist,1982;Olweus,1994).Pueden ser socialmente hábiles y capaces de manipular a los demás utilizándolos para atacar a la persona escogida como objetivo, manteniendo al mismo tiempo relaciones positivas con los iguales y escondiendo sus intenciones agresivas(Salmivalli,1998). En cuanto a las emociones , aunque pueden comprender las emociones de los demás (elemento cognitivo) no son capaces de compartirlas, es decir, tienen carencias graves en lo que respecta al componente afectivo de la empatía.
En la agresión reactiva la emoción dominante es la cólera, mientras que en la proactiva la emoción dominante es el placer o la estimulación. En la agresión proactiva suelen situarse en el marco de ir a buscar a la víctima: "darle lo que se merece", "escarmentarle" o "darle una lección". Normalmente no hay provocación por parte de la víctima.
En cuanto a los chicos/as victimizados por sus compañeros, algunos presentan un deficit en el procesamineto de la infomación social que se traduce en una falta de habilidades sociales.
Prestar atención al fenómeno de maltrato entre iguales es necesario porque las conductas agresivas y las experiencias de victimización: lleva a conductas disruptivas en el aula, pueden ser el origen de distintos problemas( absentismo, bajo rendimiento), puede acarrear problemas psicosociales( aislamiento, problemas de adaptación), pueden causar problemas psicológicos( baja autoestima, ansiedad, etc.), pueden derivar en trastornos de conducta y ser el origen de comportamientos antisociales.
En las escuelas tenemos que crear un clima seguro, los chicos/as no pueden estar sometidos a la humillación intencional y repetida. Es nuestra obligación intervenir para que los episodios violentos sean detectados, rechazados por todos y resueltos teniendo en cuenta criterios pedagógicos y educativos ( Informe del Defensor del Pueblo,2000).
El entorno puede actuar como potenciador e inhibidor de estas conductas de maltrato. Sin el apoyo ya sea activo o pasivo de los otros alumnos, los maltratadores tendrían poca motivación para continuar el maltrato.
El éxito de cualquier intervención es proporcional a una correcta definición de la situación: características personales, intereses, clima escolar, etc. La evaluación de los chicos, de sus cogniciones, de sus emociones, y atribuciones sobre la conducta propia y las de los demás , las estrategias de afroantamiento, etc. nos permitirá ajustar la intervención en una situación aguda de maltrato.
Desde la perspectiva de la intervención se nos ofrece un amplio abanico de posibilidades, todas las actividades tienen como base la educación emocional. El reconocimiento y el control de las emociones está en la base del autoconcepto y el fomento de la empatía es imprescindible para desarrollar la inteligencia emocional y gozar de un buen clima de convivencia, donde todos y cada uno tenga su lugar, se sienta respetado y valorado como persona.
Ya va siendo hora de renovar la educación orientada de manera casi exclusiva a la transmisión de conocimientos, enfrascada en explicar cómo somos sin entender quienes somos.Como señala el Informe Delors " aprender a convivir juntos es uno de los retos del siglo XXI. Para la propia supervivencia tenemos que contemplar el mundo de las emociones y los sentimientos de forma estrechamente vinculada a los contextos de aprendizaje".

Saturday, June 09, 2007

El aprendizaje cooperativo

JESÚS CORRAL
Actualmente nos encontramos en nuestras aulas alumnos de distintos contextos socioculturales, de distintos paises, con niveles de competencia curricular totalmente diferentes y nos vemos agobiados porque no acabamos de encontrar la forma de atender a todos de tal forma que progresen en todos los ámbitos. El aprendizaje cooperativo puede ser un medio instruccional diferente que puede ayudar a cabo la forma de afrontar la diversidad en el aula.
En la mayoría de los centros educativos, tanto de primaria como de secundaria, sigue prevaleciendo un tipo de estructruras de enseñanza y aprendizaje tradicional, los alumnos en su distribución en la clase se hallan en filas de uno o dos. Esta forma de distribución y organización está relacionada con un tipo de organización del proceso de enseñanza-aprendizaje desde un punto de vista competitivo o individualista. Este tipo de distribución puede estar enfocada a controlar la "disciplina" o el "orden" del grupo-clase.
Por otra parte, la sociedad nos exige que sepamos trabajar en equipo para llevar a cabo tareas o proyectos en los que se requiere la colaboración y la aportación de cada uno de nosotros.
Las relaciones psicosociales que se crean en el aula tienen gran importancia sobre la motivación, la autoestima, el aprendizaje, como se ve el alumno respecto al grupo y como se siente identificado con él, todos estos factores van a influir de forma positiva o negativa en sus metas, en su rendimiento, en su motivación hacia la tarea, en la confianza que pueda tener con el grupo y con el profesorado para buscar ayuda a la hora de resolver sus dudas. En el proceso de enseñanza-aprendizaje no sólo hemos de tener en cuenta los aspectos cognitivos, sino que tenemos que ver y analizar en que forma influyen los factores de tipo afectivo, emocional, las habilidades sociales para relacionarse con el grupo e integrarse plenamente en él.
El aprendizaje cooperativo (Echeita, 1995) es una organización intencional de la estructura de aprendizaje que persigue también objetivos como las capacidad de cooperar, el respeto a las diferencias individuales y el valor de los demás.
Este tipo de aprendizaje puede tener en las aulas una serie de ventajas, no sólo en el aspecto cognitivo, sino en el afectivo y en el desarrollo de las habilidades sociales. Pero debemos ser el profesorado los que propiciemos el cambio y llevemos esta forma de trabajo al aula en los momentos y en aquellas actividades en las que sea posible para conseguir los objetivos propuestos. Uno de los objetivos de la educación a largo plazo es el desarrollo de la autonomía y la capacidad de toma de decisiones de los alumnos, mediante el aprendizaje cooperativo se favorece la autonomía de los alumnos, la toma de decisiones, la colaboración e implicación de todos para llevar a cabo un proyecto en el que cada uno tiene que aportar en la medida de sus posibilidades.
En las relaciones psicosociales que se producen en el aula influyen componentes de tipo cognitivo, afectivos, sociales y motivacionales entre el alumnado, entre el alumnado y el profesorado, que dependen de una estructura de aprendizaje que establecerá el profesor e influirá en el rendimiento de los alumnos, su autoconcepto, y sus expectativas de éxito o fracaso en las tareas escolares (Echeita, 1995).
De aquí se deduce la responsabilidad que tenemos el profesorado y debemos actuar de manera reflexiva, con conocimiento de causa, no basándonos exclusivamente en nuestra experiencia, en la rutina, ya que nuestra responsabilidad profesional nos debe llevar a ser críticos, constructivos e intentar mejorar nuestra práctica al tratar de desarrollar en nuestros alumnos su capacidades, habilidades sociales, su autoconcepto, etc.
Todos los procesos psicológicos que configuran el desarrollo de la persona son el fruto de la interacción constanteque esa persona mantiene con el medio ambiente culturalmente organizado (Palacios, Marchesi y Coll, 1990).
La motivación para aprender de cada alumno depende en parte de las metas que los alumnos persiguen al enfrentarse a las tareas de aprendizaje y a las atribuciones que esos mismos alumnos hacen con respecto a sus éxitos y sus fracasos.
Es necesario buscar estrategias que mejoren la motivación de los alumnos de tal forma que les orientemos hacia metas positivas de aprendizaje, para ello puede ser positivo tratar de aumentar la competencia percibida por los alumnos y reforzar las experiencias de autonomía personal.
En los grupos cooperativos la competencia o capacidad de un alumno determinado no es ya solamente la suya particular, sino la que crea el grupo (Ames, Johnson&Johnson, 1985). Uno asume esa capacidad como propia: "yo puedo resolver esa tarea, porque sé que cuento con mis compañeros". Respecto a la autonomía, es una de las características que mas pueden desarrollarse en los grupos cooperativos.
Otro aspecto que tiene gran importancia en el proceso de enseñanza aprendizaje es la atribución causal que los alumnos hagan de sus éxitos y de sus fracasos.
En el aula no sólo se enseñan y aprenden conocimientos, destrezas o procedimientos, también se enseñan actitudes y valores y es el lugar donde cada alumno forja su autoconcepto académico.
Las estructuras de aprendizaje cooperativo están en mejor disposición que las individualistas o competitivas de generar sentimientos de aceptación y pertenencia al grupo, ya que en estas nadie se queda al margen del trabajo grupal y todos pueden aportar al grupo en función de sus posibilidades e intereses. En los grupos cooperativos es más fácil alcanzar el éxito en las tareas escolares con los sentimientos que eso conlleva.
Los métodos cooperativos fomentan la motivación intrínseca orientada hacia el propio aprendizaje y refuerza la importancia del propio esfuerzo. Asimismo facilitan los sentimientos de aceptación,, apoyo mutuo y autoestima elevada, no sólo en unos pocos sino en todos.
Los métodos cooperativos propician la aparición de conflictos socio-cognitivos y de controversia, así como su resolución. Por otra parte permiten la tutorización de unos alumnos a otros y crean las condiciones para regular su propia acción a través del lenguaje.
"Cooperando para aprender, aprendemos a cooperar".